La primera función de la vivienda es proporcionar un espacio seguro y
confortable para resguardarse. El clima condiciona en gran medida tanto
la forma de la vivienda como los materiales con que se construye,
incluso las funciones que se desarrollan en su interior. Los climas más
severos exigen un mayor aislamiento del ambiente exterior mientras que,
por otra parte, se tiende a realizar el mayor número posible de
actividades en el entorno controlado y confortable de la vivienda; por
el contrario, en climas más benignos las exigencias de climatización son
mucho más reducidas y, además, gran parte de las actividades cotidianas
se realizan fuera de la vivienda.
Generalmente se suele admitir que cada vivienda es ocupada por una familia,
pero esta idea debe matizarse: hay distintos tipos de familia y hay
viviendas que son ocupadas por varias familias. En el mundo desarrollado
se habla de vivienda colectiva, frente a vivienda unifamiliar,
para referirse a edificios que albergan varias viviendas, cada una de
las cuales es habitada por una única familia. Hoy por hoy, y debido a la
situación económica, existen las denominadas viviendas compartidas, que son utilizadas de forma comunitaria por varias personas sin ninguna clase de relación familiar.
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